
Estando en pleno verano y a pocos días de que acaben los campamentos de verano a los que muchos padres recurren durante estos meses, llega el mes de agosto y, con él, miles de dudas para los padres. Y es que se trata de un mes muy largo con mucho tiempo libre para los más pequeños.
¿Qué hacer con los niños en agosto? ¿Deberían estudiar anuquen hayan llevado el curso perfectamente? ¿Es importante que continúen con sus hábitos de estudio o es mejor que desconecten totalmente? ¿Es cierto que en verano los más pequeños ‘desaprenden?
En términos generales, teniendo en cuenta de la mayoría de los expertos, lo más adecuado es que los niños dediquen una pequeña parte de su tiempo a realizar algún tipo de actividad relacionada con el ámbito escolar. Aunque es bueno romper durante el verano con la rutina escolar, tampoco es conveniente que no hagan nada, independientemente de su rendimiento durante el curso escolar.
Todo parece indicar que, dos meses de inactividad total durante el verano provoca cierta pérdida de lo aprendido durante el curso. No obstante, lo cierto es que, si bien es esencial que los niños realicen algún tipo de actividad educativa, es imprescindible que quede perfectamente diferenciada de su rutina escolar.
Un buen ejemplo es llevar al día un diario, es una forma de sintetizar y recoger lo más importante que ha ocurrido a lo largo del día, al mismo tiempo que se trabaja la redacción, la capacidad comunicativa del niño y se afianzan otros conocimientos.
En este sentido, la mayoría de expertos son partidarios de que los niños tengan una pequeña dosis de trabajo diario que permita que los más pequeños no pierdan por completo el punto de formación alcanzado durante los nueve meses de curso escolar.
Los días de verano son muy largos, ofreciendo gran cantidad de tiempo para realizar todo tipo de actividades. Por ello, los expertos recomiendan aplicar la regla de los 10 minutos, de forma que los niños que se encuentren en cursos hasta tercero de primaria aguantan hasta 30 minutos de trabajo. A medida que se avance de curso habría que añadir 10 minutos diarios más. Se trata, por tanto, de un periodo de actividad al día bastante breve, que no supone más de un 10% del día para dedicar a este tipo de actividades académicas.
No cabe duda de que, aunque es importante que los niños trabajen un poco durante el verano, no hay que obsesionarse, y debe plantearse como una rutina más de la jornada. No es necesario que se sienten a la mesa a estudiar todos los días, sino que debe formar parte de su día a día.