La mayor parte de expertos en educación defiende la implantación de un calendario escolar en el que se supriman las fiestas religiosas. Y es que, por ejemplo, en los colegios gallegos el curso se empezó el pasado 10 de septiembre para los alumnos de educación infantil y primaria, y el día 15 para los de secundaria y bachillerato. Después de algo más de dos meses, estos estudiantes disfrutaron de cerca de tres semanas de vacaciones por Navidad. Por su parte, este segundo trimestre se presenta como el más corto del curso como consecuencia de las fechas en las que caen Carnavales y Semana Santa, quedándose en aproximadamente 10 semanas, frente a las 14 que duró el primer trimestre. Finalmente, el 19 de junio se acabará el curso, ofreciendo prácticamente 3 meses de libertad hasta el comienzo del nuevo curso.
Ante esta situación, diferentes expertos en educación coinciden en que se trata de un calendario escolar incoherente e irracional. Así, en opinión de éstos, el calendario escolar debería adecuarse a una estructura rígida, que no dependiera de los días festivos y puentes, con descansos homogéneos e intermitentes que no se base exclusivamente en festividades religiosas.
Asimismo, a la hora de diseñar el calendario escolar, debería tenerse en cuenta un factor clave como es la climatología. De esta forma, debería hacerse un calendario escolar para cada región, ya que no es igual el clima del norte de España que en el sur.
En este sentido, la psicóloga Eugenia Insua ha señalado la necesidad de llevar a cabo una redistribución lógica como la existente en otros países de Europa en los que se encuentran cinco bloques de docencia más homogéneos. Asimismo, señala que reducir ligeramente la duración del descanso durante el verano y que haya más a lo largo del resto del curso puede suponer un importante beneficio en cuanto a intermitencia lógica del aprendizaje.
Y es que los periodos vacacionales excesivamente largos, como ocurre en los meses de verano, perjudican enormemente a los estudiantes, ya que al paralizar por tanto tiempo el ritmo de aprendizaje es mucho más difícil volver a recuperar el mismo.
Con todo ello, el diseño de un calendario escolar más racional y estructurado, en el que se fijen unas vacaciones periódicas y fijas y en las que se intente poner fin a las jornadas maratonianas, ente la escuela y las actividades extraescolares, que sufren los más pequeños son algunas de las claves para el futuro educativo.